sábado, 29 de octubre de 2016


BON VOYAGE A LAS TIERRAS INCAS.

Nos cuenta Hernando Colón, que estando su padre en Portugal tuvo conocimiento de que el canónigo de Lisboa Fernán Martins, se carteaba con Paolo Toscanelli sobre la navegación atlántica.

El Almirante, “que era curiosísimo de estas cosas”, “al instante” escribió al florentino “y le envió una esferilla, descubriéndole su intento” de navegar a través del Atlántico hasta  las Indias. De esta forma, se inició una relación epistolar entre el “físico” y el “marino”.





Lean por favor la segunda carta que Toscanelli enviara a Cristóbal Colón:

    ” A Cristóbal Colón, de Paolo físico:

    Salud. He recibido tus cartas con las cosas que me mandaste, lo que yo consideré gran merced. Compruebo tu noble y gran deseo, tus ansias de navegar de levante a poniente tal como se muestra en la carta que te envié, y como se demostrará mejor sobre una redonda esfera. Me complace que sea comprensible y que dicho viaje no sólo sea posible sino verdadero y cierto y de honra y ganancia inestimables, así como de grandísima fama entre los cristianos. Tú no lo podrás conocer perfectamente si no con la experiencia o la práctica, que yo he tenido abundantemente, así como la buena y correcta información de hombres ilustres y de gran sabiduría que de dichos lugares han llegado a esta corte de Roma, así como de mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son personas de gran autoridad.



    Cuando se efectúe ese viaje se llegará a reinos poderosos y a ciudades y provincias nobles, riquísimas y abundosas en todo lo que nosotros necesitamos; es decir, en abundantísimas especies de toda suerte y en grandes joyas. Ello les agradará a aquellos reyes y príncipes, ansiosos de tratar y comerciar con los cristianos de nuestros países, tanto porque parte de ellos son cristianos como por conversar y tratar con hombres sabios y de ingenio de nuestras tierras sobre religión y las demás ciencias, debido a la gran fama de que disfrutan nuestros gobiernos y regímenes. Por todo eso, y por muchas otras razones que se podrían aducir, no me sorprende que tú, que eres valeroso, y toda la nación portuguesa que siempre  ha contado con hombres señalados en todas las empresas, estéis entusiasmados y con gran deseo de llevar a cabo tal viaje.”

     (“Historia del Almirante”, Hernando Colón. )





Como pueden comprobar, el viaje de “levante a poniente” parece haber sido el sueño y la realidad de Toscanelli, mucho antes que la del  propio Cristóbal Colón.

Este hecho es confirmado por la misiva que  en 1474,  atendiendo a la curiosidad de Alfonso V de Portugal,  Toscanelli  escribió a Fernán Martins. Leamos el comienzo de esta carta teniendo en cuenta que Colón, como fecha más temprana, comienza a gestar su proyecto dos años más tarde: esto es, en 1476:

    “A Fernández Martínez, canónigo de Lisboa, de Paolo físico:

    Salud. Mucho me ha complacido saber de la familiaridad que tienes con tu serenísimo y magnificentísimo rey. Aunque ya en muchas ocasiones he hablado del corto camino que por mar hay desde aquí a las Indias, donde nacen las especias, y al que yo considero más corto que el que hacéis hasta Guinea, me dices que su majestad ahora desea de mi alguna explicación o demostración para que se entienda y se pueda tomar dicho camino.Yo se lo podía explicar con una esfera en la mano, mostrándole cómo está hecho el mundo, pero para mayor facilidad y claridad, he decidido explicarle el itinerario sobre una carta como las de marear que, realizada y dibujada por mi mano, envío a su Majestad.”





Tras hacer un recorrido por las grandezas de las Indias de Marco Polo, la carta termina con las siguientes palabras:

    “(…) Pero como no se conoce el camino, todas estas cosas permanecen ocultas y desconocidas, cuando en realidad se puede llegar hasta allí con toda seguridad.
    Se podrán añadir muchas otras cosas. Pero, como ya os las he comentado personalmente, y vos sois hombre prudente y de buen juicio, estoy seguro de que lo habéis entendido perfectamente y por tanto no me extenderé. Sirva todo ello para responder a vuestras preguntas, en la medida en que la brevedad del tiempo y mis ocupaciones me lo han permitido. Quedo a total disposición para satisfacer y servir cumplidamente a su majestad en cuanto tenga a bien mandarme.

    Florencia, a 25 de junio de 1474”

Como pueden comprobar, además de concluir  con cierto aire,  la epístola es clara…

     “Pero como no se conoce el camino, todas estas cosas permanecen ocultas y desconocidas, cuando en realidad se puede llegar hasta allí con toda seguridad.”




Toscanelli tiene la certeza de que se puede llegar a estas tierras desde levante a poniente.

La clave de esta seguridad,  aparece escrita en la carta que el físico florentino envía años más tarde  a Colón:

    “Tú no lo podrás conocer perfectamente si no con la experiencia o la práctica, que yo he tenido abundantemente, así como la buena y correcta información de hombres ilustres y de gran sabiduría que de dichos lugares han llegado a esta corte de Roma, así como de mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son personas de gran autoridad.”

La familia de Toscanelli debía su inmensa fortuna al comercio de drogas y manufactura arquimicas naturales. Formaban parte ellos de esos “mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son personas de gran autoridad.” Es más, dado que él mismo reconoce “la experiencia o la práctica” que ha tenido  “abundantemente”…  Es posible que él hubiese personalmente ya hubiese  viajado a aquellas tierras desde levante a  poniente

La respuesta es afirmativa, ya que sólo así se explica que él mismo se atreva a revelar “el itinerario”  que conduce a  las cosas que  “permanecen ocultas y desconocidas”, al mismísimo rey Alfonso V de Portugal:

    “para mayor facilidad y claridad, he decidido explicarle el itinerario sobre una carta como las de marear que, realizada y dibujada por mi mano, envío a su Majestad”


Toscanelli se revela de esta forma más como un precursor, que un inspirador colombino. Corrobora este aspecto, la existencia de una prueba documental  que muestra como el 26 de junio de 1494, cuando el descubrimiento de América era un hecho reciente, Hércules de Este escribió unos renglones a su embajador en Florencia,  encangándole que interrogara al sobrino del difunto  Toscanelli, muerto en 1482,  sobre  algunos manuscritos que su tío había dejado referentes al gran acontecimiento del que el mundo hablaba.


Este interés del duque constituye una prueba clara de que,  a pesar de que casi toda la obra del físico al igual que lo relacionado con Colón, ha desaparecido, en la  Italia del Renacimiento se conocían no sólo las actividades geográficas del florentino, sino también, su participación en la hazaña.


Pero en la carta del físico a  Colón, hay una declaración que sin duda, causa extrañeza:

    “Tú no lo podrás conocer perfectamente si no con la experiencia o la práctica, QUE YO HE TENIDO ABUNDANTEMENTE, así como la buena y correcta información de HOMBRES ILUSTRES Y DE GRAN SABIDURÍA QUE DE DICHOS LUGARES HAN LLEGADO A ESTA CORTE DE ROMA..”
De esta forma, el físico florentino señala que Roma “sabe”, que hombres ilustres y de gran autoridad “saben”, que él por experiencia propia y práctica “sabe”. No en vano, es capaz de levantar  mapas de aquellas tierras y no en vano, él mismo  trabajaba para el Vaticano por méritos propios y puede que también, por lazos de sangre:  Anna del Pozzo, su hermana,  se había casado con Juan Della Rovere, el hermano del por entonces papa Sixto IV. 




Otro punto a destacar es que el Frater Nicolás de Cusa, era amigo íntimo del papa Pío II (Eneas Silvio Piccolomini), pontífice realizador de la enciclopedia geográfica más cotizada de la época: la “Historia rerum ubique gestarum”, libro  apostillado por Cristóbal Colón  y entre cuyas hojas se conservó una copia escrita por su mano  de la carta que Toscanelli, escribiera a Fernan Martins.


Fernan Martins o Fernando Martínez amigo intimo de Américo Vespucio (Licht Regnum), fue otro de los testigos testamentarios. Emparentado con la monarquía lusa, entroncó con el suegro de Cristóbal Colón, Bartolomé Perestello,  a través de Margarita Carveleiro Martins. De su suegro precisamente, reconocen tanto Hernando Colón como Bartolomé de las Casas, que el descubridor obtuvo información para llevar a cabo su viaje.


De Andrés Bussi, podemos señalar que era el secretario de Nicolás de Cusa en Roma desde 1458 a 1464, coincidiendo con el pontificado de Pío II, donde ayudó en la traducción de importantes obras clásicas, llegando a ser biblotecario del Vaticano.



Gutta Cavat Lapidem, non vid sed saepe cadendo
La Gota horada la piedra no por fuerza, sino por constancia...
Ovidio


A posse ad esse

De la Potencia al Ser
Frater Tomas




Ariadna Criado






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