BON VOYAGE A LAS TIERRAS INCAS.
Nos cuenta Hernando Colón, que estando su padre en Portugal
tuvo conocimiento de que el canónigo de Lisboa Fernán Martins, se carteaba con
Paolo Toscanelli sobre la navegación atlántica.
El Almirante, “que era curiosísimo de estas cosas”, “al
instante” escribió al florentino “y le envió una esferilla, descubriéndole su
intento” de navegar a través del Atlántico hasta las Indias. De esta forma, se inició una
relación epistolar entre el “físico” y el “marino”.
Lean por favor la segunda carta que Toscanelli enviara a
Cristóbal Colón:
” A Cristóbal
Colón, de Paolo físico:
Salud. He recibido
tus cartas con las cosas que me mandaste, lo que yo consideré gran merced.
Compruebo tu noble y gran deseo, tus ansias de navegar de levante a poniente
tal como se muestra en la carta que te envié, y como se demostrará mejor sobre
una redonda esfera. Me complace que sea comprensible y que dicho viaje no sólo
sea posible sino verdadero y cierto y de honra y ganancia inestimables, así
como de grandísima fama entre los cristianos. Tú no lo podrás conocer
perfectamente si no con la experiencia o la práctica, que yo he tenido
abundantemente, así como la buena y correcta información de hombres ilustres y
de gran sabiduría que de dichos lugares han llegado a esta corte de Roma, así
como de mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son
personas de gran autoridad.
Cuando se efectúe
ese viaje se llegará a reinos poderosos y a ciudades y provincias nobles,
riquísimas y abundosas en todo lo que nosotros necesitamos; es decir, en
abundantísimas especies de toda suerte y en grandes joyas. Ello les agradará a
aquellos reyes y príncipes, ansiosos de tratar y comerciar con los cristianos
de nuestros países, tanto porque parte de ellos son cristianos como por
conversar y tratar con hombres sabios y de ingenio de nuestras tierras sobre
religión y las demás ciencias, debido a la gran fama de que disfrutan nuestros
gobiernos y regímenes. Por todo eso, y por muchas otras razones que se podrían
aducir, no me sorprende que tú, que eres valeroso, y toda la nación portuguesa
que siempre ha contado con hombres
señalados en todas las empresas, estéis entusiasmados y con gran deseo de
llevar a cabo tal viaje.”
(“Historia del
Almirante”, Hernando Colón. )
Como pueden comprobar, el viaje de “levante a poniente”
parece haber sido el sueño y la realidad de Toscanelli, mucho antes que la
del propio Cristóbal Colón.
Este hecho es confirmado por la misiva que en 1474,
atendiendo a la curiosidad de Alfonso V de Portugal, Toscanelli
escribió a Fernán Martins. Leamos el comienzo de esta carta teniendo en
cuenta que Colón, como fecha más temprana, comienza a gestar su proyecto dos
años más tarde: esto es, en 1476:
“A Fernández Martínez, canónigo de Lisboa, de
Paolo físico:
Salud. Mucho me ha complacido saber
de la familiaridad que tienes con tu serenísimo y magnificentísimo rey. Aunque
ya en muchas ocasiones he hablado del corto camino que por mar hay desde aquí a
las Indias, donde nacen las especias, y al que yo considero más corto que el
que hacéis hasta Guinea, me dices que su majestad ahora desea de mi alguna
explicación o demostración para que se entienda y se pueda tomar dicho
camino.Yo se lo podía explicar con una esfera en la mano, mostrándole cómo está
hecho el mundo, pero para mayor facilidad y claridad, he decidido explicarle el
itinerario sobre una carta como las de marear que, realizada y dibujada por mi
mano, envío a su Majestad.”
Tras hacer un recorrido por las grandezas de las Indias de
Marco Polo, la carta termina con las siguientes palabras:
“(…) Pero como no
se conoce el camino, todas estas cosas permanecen ocultas y desconocidas,
cuando en realidad se puede llegar hasta allí con toda seguridad.
Se podrán añadir
muchas otras cosas. Pero, como ya os las he comentado personalmente, y vos sois
hombre prudente y de buen juicio, estoy seguro de que lo habéis entendido
perfectamente y por tanto no me extenderé. Sirva todo ello para responder a
vuestras preguntas, en la medida en que la brevedad del tiempo y mis
ocupaciones me lo han permitido. Quedo a total disposición para satisfacer y
servir cumplidamente a su majestad en cuanto tenga a bien mandarme.
Florencia, a 25 de
junio de 1474”
Como pueden comprobar, además de concluir con cierto aire, la epístola es clara…
“Pero como no se
conoce el camino, todas estas cosas permanecen ocultas y desconocidas, cuando
en realidad se puede llegar hasta allí con toda seguridad.”
Toscanelli tiene la certeza de que se puede llegar a estas
tierras desde levante a poniente.
La clave de esta seguridad,
aparece escrita en la carta que el físico florentino envía años más
tarde a Colón:
“Tú no lo podrás
conocer perfectamente si no con la experiencia o la práctica, que yo he tenido
abundantemente, así como la buena y correcta información de hombres ilustres y
de gran sabiduría que de dichos lugares han llegado a esta corte de Roma, así
como de mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son
personas de gran autoridad.”
La familia de Toscanelli debía su inmensa fortuna al
comercio de drogas y manufactura arquimicas naturales. Formaban parte ellos de
esos “mercaderes que han comerciado mucho tiempo en aquellas tierras y son
personas de gran autoridad.” Es más, dado que él mismo reconoce “la experiencia
o la práctica” que ha tenido
“abundantemente”… Es posible que
él hubiese personalmente ya hubiese
viajado a aquellas tierras desde levante a poniente
La respuesta es afirmativa, ya que sólo así se explica que
él mismo se atreva a revelar “el itinerario”
que conduce a las cosas que “permanecen ocultas y desconocidas”, al
mismísimo rey Alfonso V de Portugal:
“para mayor
facilidad y claridad, he decidido explicarle el itinerario sobre una carta como
las de marear que, realizada y dibujada por mi mano, envío a su Majestad”
Toscanelli se revela de esta forma más como un precursor,
que un inspirador colombino. Corrobora este aspecto, la existencia de una
prueba documental que muestra como el 26
de junio de 1494, cuando el descubrimiento de América era un hecho reciente,
Hércules de Este escribió unos renglones a su embajador en Florencia, encangándole que interrogara al sobrino del
difunto Toscanelli, muerto en 1482, sobre
algunos manuscritos que su tío había dejado referentes al gran
acontecimiento del que el mundo hablaba.
Este interés del duque constituye una prueba clara de
que, a pesar de que casi toda la obra
del físico al igual que lo relacionado con Colón, ha desaparecido, en la Italia del Renacimiento se conocían no sólo
las actividades geográficas del florentino, sino también, su participación en
la hazaña.
Pero en la carta del físico a Colón, hay una declaración que sin duda,
causa extrañeza:
“Tú no lo podrás
conocer perfectamente si no con la experiencia o la práctica, QUE YO HE TENIDO
ABUNDANTEMENTE, así como la buena y correcta información de HOMBRES ILUSTRES Y
DE GRAN SABIDURÍA QUE DE DICHOS LUGARES HAN LLEGADO A ESTA CORTE DE ROMA..”
De esta forma, el físico florentino señala que Roma “sabe”,
que hombres ilustres y de gran autoridad “saben”, que él por experiencia propia
y práctica “sabe”. No en vano, es capaz de levantar mapas de aquellas tierras y no en vano, él
mismo trabajaba para el Vaticano por
méritos propios y puede que también, por lazos de sangre: Anna del Pozzo, su hermana, se había casado con Juan Della Rovere, el
hermano del por entonces papa Sixto IV.
Otro punto a destacar es que el Frater Nicolás de Cusa, era
amigo íntimo del papa Pío II (Eneas Silvio Piccolomini), pontífice realizador
de la enciclopedia geográfica más cotizada de la época: la “Historia rerum
ubique gestarum”, libro apostillado por
Cristóbal Colón y entre cuyas hojas se
conservó una copia escrita por su mano
de la carta que Toscanelli, escribiera a Fernan Martins.
Fernan Martins o Fernando Martínez amigo intimo de Américo
Vespucio (Licht Regnum), fue otro de los testigos testamentarios. Emparentado
con la monarquía lusa, entroncó con el suegro de Cristóbal Colón, Bartolomé
Perestello, a través de Margarita
Carveleiro Martins. De su suegro precisamente, reconocen tanto Hernando Colón
como Bartolomé de las Casas, que el descubridor obtuvo información para llevar
a cabo su viaje.
De Andrés Bussi, podemos señalar que era el secretario de
Nicolás de Cusa en Roma desde 1458
a 1464, coincidiendo con el pontificado de Pío II, donde
ayudó en la traducción de importantes obras clásicas, llegando a ser
biblotecario del Vaticano.
Gutta Cavat Lapidem, non vid sed saepe cadendo
La Gota horada la piedra no por fuerza, sino por constancia...
Ovidio
A posse ad esse
De la Potencia al Ser
Frater Tomas
Ariadna Criado