El Retorno de Henoch O La Masonería Primigenia.
Albanashar Al- Wali
Diseño
del Tarot por Paul Foster Case
«Hubo un tiempo cuando todo el Arte de Construir era
llamada un "Misterio", y estaba bajo la dirección de
los Sacerdotes de Thoth-Nebo-Hermes-Mercurio.
La Construcción es
parte de la Ciencia
Hermética ,
supervivencias de cuya idea están preservadas en los Rituales
de la Masonería. Hermes
fue el Gran Mago y transformador. Fue, sin embargo, únicamente el Mensajero de una
Divinidad más alta que él mismo; fue meramente el transmisor, no el originador, el "canal" más bien que la Fuente. Por eso se le llamó
"el Mensajero de los dioses"».
INTRODUCCIÓN
«Todo
reino dividido es desolado; y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no
permanecerá»(1)
La razón de
ser de este libro es difundir la Luz Masónica y reunir lo disperso. Porque todo
propósito masónico es constructivo. Aspiramos construir, no destruir; explicar
y armonizar; no sólo señalar imperfecciones, sino pregonar las Verdades
Tradicionales y alejar la desorientación y la desconfianza. No destruir ni
siquiera el error, porque nuestros Maestros Pasados nos enseñaron y nos demostraron
que nada se destruye, todo se transforma.
Para ello, el
Masón, como obrero de la inteligencia constructiva universal, recurre a la Regla , que es la imagen
misma de la exactitud y también de la Verdad.
Al oponer «la Verdad al error», estamos
actuando con Sabiduría, que es la primera Luz de nuestra Orden, junto con la Fuerza y la Belleza. De ese modo
estamos reconociendo que existe una sola realidad que es el Bien, y que lo que
se llama el Mal, es producto de la ignorancia. Vencer la ignorancia por el
Conocimiento de la Verdad ,
es vencer el Mal.
«Ciertos
Masones consideran y enfocan la
Masonería », precisa Aurifer, «en un marco banal que
demuestra la insuficiente preparación y documentación que poseen sobre los
fines y medios verdaderos de la
Orden. Para un Masón prisionero del error, toda
discriminación se eclipsa y oscurece hasta llegar a perder el sentido de lo
verídico y de lo auténtico. Un Masón así extraviado no está más en capacidad de
percibir aquello que le es realmente útil en el dominio Iniciático. Para él
los viejos Símbolos devienen letra muerta, cuando no los invierte a sabiendas. Y una vez que dicho Masón ha llegado tan
lejos en el descenso hacia las tinieblas espirituales, difícilmente se
puede imaginar una vuelta a subir de nuevo por sus propios medios».
El autor se coloca en la línea de la Masonería Tradicional , cuyos fines son la espiritualización de los
individuos y de la sociedad en lo inmediato, y en su significación más
profunda, la
Reintegración del Ser en su estado Primordial. Respetamos
otras formas de Masonería «moderna» porque el espíritu masónico es amplio y
abierto a toda actitud de tolerancia y de esfuerzo conciliatorio y fraternal.
Con ello, queremos dejar bien entendido que no es nuestro propósito descender
al plano de la polémica y la controversia, cosa absolutamente estéril y fuera
de lugar en el dominio de las ideas Masónicas, pero en cambio, pregonamos y
defendemos la función espiritual de la Masonería ; espiritualidad que está más allá de
las sectas y de las religiones.
Nuestros puntos de vista son puramente Doctrinales; por lo cual,
estamos muy lejos de cualquier intento de controversia. Mucho menos con quienes
han perdido por completo los puntos de vista y la actitud Doctrinal propios de
todo espíritu Tradicional y cuyas tendencias son, por el contrario, la
negación y la total desvinculación con esos principios esenciales.
Así pues, nuestra posición es exclusivamente la del dominio de los
Principios y de la
Tradición. Por ello, este libro, cuya contextura pudiera
aparecer a primera vista como de contenido o urdimbre diverso, está en verdad,
unido por la fuerte trama de una sola verdad fundamental: el robusto «hilo» de la Tradición Iniciática
Occidental.
Afirmamos que la Masonería Tradicional no es un simple grupo
creado por decisión simplemente «humana», razón por la cual, sus objetivos
buscan algo más que los «fines definidos» e inmediatos que muchos desorientados
y desorientadores tratan vanamente de imponerle. Afirmamos igualmente que la Masonería no es un Club,
ni un partido político, ni un sindicato. Tampoco es una Religión, ni Ocultismo,
ni Misticismo, ni Espiritismo; es pura y simplemente una Escuela Iniciática
Regia o Real; es decir, lo que en tiempos Antiguos se conocía como una
«Escuela de Misterios Menores».
Nada de lo que aparece escrito en este libro es invento ni creación
del autor. Todo lo que había que inventar y crear ya lo hicieron ad-initio
(BRSHT, Apxn), los creadores-fundadores de la Masonería Pri migenia.
Por ello, nunca mejor que en el presente caso tienen más vigencia y
justificación las palabras del Eclesiastés (1,9) «Nada hay nuevo bajo el sol».
Lo único que tiene importancia es la idea que ha de transmitirse y no quien la
transmite.
Este libro es simplemente una obra de compilación o recopilación. Es
un intento de «recoger los restos del cuerpo de Osiris esparcidos por el
suelo». Y esos restos no son propiedad de ningún individuo en lo particular,
son la Heredad
de los Iniciados de todos los tiempos.
Sin embargo, para adelantarnos a las «opiniones alegres» y no pocas
veces prejuiciadas de algunos «eruditos», orientalistas, críticos, folkloristas
y demás «autoridades» que casi sistemáticamente tratan de etiquetar, encasillar
y definir a su manera las ideas y opiniones ajenas, deseamos aclarar que dicha
compilación no es obra de sincretismo ni eclecticismo; no es una mezcla de
elementos disímiles de tradiciones diversas, sino que por el contrario, se
trata de un esfuerzo de síntesis de elementos Doctrinales similares y
coherentes, que provienen de un Conocimiento Tradicional común, que es la Vía Iniciática de
Occidente, con un principio unificante de orden profundo.
El tema central de su contenido es como un «hilo de Ariadna» ofrecido
al Teseo de nuestros tiempos, a fin de que, guiándose por entre el Laberinto de
las innumerables formas bajo las cuales está escondida la Gran Tradición
Única, pueda buscar la «Palabra Perdida» que hace salir la Luz de las Tinieblas y
restablecer el Orden (Ordo ab chao, lux e tenebris).
Es un sincero y ardoroso esfuerzo por intentar que lo disperso retorne
a la unidad. Un retorno a las Fuentes Primigenias, con miras a la reorientación
y restauración de la
Tradición Iniciática de Occidente, conservando con ardiente
celo y responsabilidad lo que de buena fuente hemos recibido y prometido
mantener, cuidar y transmitir. Y por otra parte, tratar de evitar y detener la
«dispersión» causada por la usurpación que ha venido degenerando la prístina
enseñanza, pues es evidente que la decadencia que ha sufrido la Masone ría moderna, ha
preparado el camino franco a la perversión, cuyos efectos altamente nocivos se
advierten claramente en muchos Ritos y Obediencias; en los cuales, la inversión
total del espíritu de la genuina Tradición Masónica, los está convirtiendo,
consciente o inconscientemente, por su degradación progresiva, en instrumentos
de la contra-iniciación. «El que no recoge, derrama» (2)
Para señalar como ejemplo solamente una de las diversas tendencias
profanas y profanadoras que tienen, desafortunadamente, una predominancia
cuantitativa en la
Masonería Ordinaria de nuestro tiempo, citaremos el tipo de
individuo que presume de «científico», el «cartesiano sin ton ni son», con su
irreductible «orgullo intelectual» (Oh, Hybris...), no tolera otras ideas que
no sea las propias; no se deja instruir (masónicamente, desde luego), a menos
de que se acepten sus propios dogmas y sus puntos de vista excluyentes y deformantes.
Vive en un enceguecimiento voluntario que sólo demuestra un gran temor a la Verdad. Negarse a
conocer es ignorancia, ya que no es falta de conocimiento. Ese tipo de masón es
como un pez que pretende vivir fuera del agua... Es evidente que tiene la
pretensión de ser un Masón, ya que de otro modo no se explicaría por qué pidió
la Iniciación
Masónica. Pero una vez dentro de ella, prescinde
arrogantemente de esta Tradición y se esfuerza por reemplazarla por lo que el
cree, y por lo que más conviene a sus intereses personales.
Ese tipo de Masón, cuando tiene que enfrentarse al Mutus Líber del
Simbolismo y el Esoterismo Masónico, a los métodos Iniciáticos, experimenta un
constreñimiento insoportable, el cual no logra aliviar sino con el rechazo, con
el desdén o con la actitud de la zorra: «Las uvas están verdes...» Generalmente
acostumbra a catalogar y etiquetar con adjetivos no siempre muy fraternales,
la posición y la actitud de quienes sí entienden, observan y respetan la
genuina Tradición Masónica. Cómo no puede ascender hasta la altura de los hermanos
ejemplares, trata de rebajarlos hasta su propia estatura.
«Un ojo enfermo no puede sostener su mirada en la luz»; un profano, es
decir, un ser no calificado para recibir la iniciación es repelido por la luz
de la verdad...
Un intelecto sin espiritualidad es solamente una falsa y prestada
luz. El ojo está hecho para la luz y la inteligencia está hecha para la verdad.
Si ella la recibe y la expresa, cumple su función, y eso es todo. Pero si está
en lo negro y en el error, es que se ciega a sí misma o se deja deslumbrar por
falsas luces.
«Tú buscas la verdad, dices. ¿Cómo? ¿Acumulando nociones, calculando,
combinando, esgrimiendo argumentos complicados? Levanta la cabeza y abre el
ojo a la evidencia de la Luz». (3)
Así como la habilidad de ver estaba innata en los seres vivientes
antes de que el órgano que conocemos como el ojo hubiera sido desarrollado,
analógicamente, la habilidad para comprender el infinito existe antes de que el
organismo que permite a esa habilidad funcionar, existiera. La Doctrina Cabalística
nos dice que: «Lo inmanifestado concentra dentro de sí mismo un punto o
centro». La Tradición
nos enseña que mediante el Conocimiento Directo (Gnosis), el hombre puede encontrar
el camino de regreso hacia su propio Centro Intimo. Pero para ello es
imprescindible estar movido por una receptividad espiritual de fuerza
irresistible, una sed de absoluto y un Corazón ardiente.
Decía Kong-Tzeu: «No puedo hacer comprender a quien se esfuerza por
no comprender. Si le he develado la esquina de una cuestión y no ha visto las
otras tres, renuncio a enseñarle».
A
pesar de que en la inmensa mayoría de los seres humanos existe un comprensible
deseo de claridad, que no es sino el resultado de la formación exclusivamente
racionalista que le ha sido impuesta desde su infancia, además de lo que en
muchos es también pereza intelectual, cuando se trata de esoterismo, y muy
especialmente, cuando el asunto a tratar se relaciona con el proceso anímico,
no es posible expresarse con frases y términos que no se conforman a la realidad
de las cosas anímicas que son procesos vivenciales, y que por lo tanto, jamás
pueden ser comprendidos por la reducción simplista de la claridad, pues
transmitir o comunicar a otros algo de la experiencia íntima es una tarea
prácticamente imposible. Experientia docet (la experiencia enseña). Decía Myers: «¿Cómo puedo yo decir, y cómo puedes tú
recibirlo? ¿Cómo, salvo que tú pases por lo que yo he pasado?».
Alian Watts, en su libro Nature,
man and woman, señala a este
respecto: «Nuestra dificultad no es que hemos desarrollado la atención consciente
sino que hemos perdido el más amplio estilo de percepción que debería ser su
fondo; la percepción que nos permitiría saber lo que la naturaleza es desde
dentro. Tal vez alguna insinuación de esta pérdida de percepción sostiene
nuestra perenne nostalgia por la «vida natural», y el mito de una Edad de Oro
de la cual hemos caído.
Cuando los seres humanos adquirieron los poderes de atención
consciente y pensamiento racional, quedaron tan fascinados con estas nuevas herramientas
que olvidaron todo lo demás, como gallinas hipnotizadas con sus picos sobre la
línea de tiza. Nuestra sensitividad total llegó a identificarse con estas
funciones parciales, de manera que perdimos la habilidad de sentir la
naturaleza desde adentro; aún más, a sentir la unidad inconsútil de nosotros
mismos y el mundo. Nuestra filosofía de acción cae en las alternativas de
voluntarismo y determinismo, libertad y destino, porque no tenemos sentido de
la integridad del interminable vínculo y de la identidad de sus acciones y las
nuestras.
Un cabalista de nuestro tiempo dijo: «La diferencia entre los hombres
se reduce a la presencia o a la ausencia de una experiencia espiritual».
Y el Buddha dijo: «No creas nada por la sola afirmación de los doctores
y de los Sacerdotes. Pero aquello que hayas verificado personalmente y
experimentado, y al fin reconocido por verdadero, guárdalo y hazlo tu
Doctrina».
El principal objetivo de este libro es un intento de reunir los
fragmentos de la Gran
Sabiduría , esa Antigua Sabiduría que está regresando al
mundo, como signo inequívoco del «Retorno de Henoch» anunciado por los
Adeptos... El tiempo ha llegado cuando el mundo necesita de la Antigua Sabiduría
como nunca antes...
Finalmente, aclaramos a quienes pudieran considerar que las repeticiones
son muy notorias a lo largo de todo el libro, que es parte del Método
Iniciático utilizar deliberadamente un gran número de repeticiones, con el
propósito intencional de estimular la evocación mental de las imágenes contenidas
en la idea, sugeridas por las palabras y energizadas por la reiteración. La Imaginación no es
meramente una fantasía, sino un órgano para la percepción de las cosas
reales...
Al publicar la primera edición de este libro, nuestro más ferviente
anhelo es que por medio de sus páginas pueda ofrecer un Camino a los sinceros
buscadores de la
Verdad Masónica de nuestra generación, y que su contenido
pueda ayudar a muchos masones a obtener más Luz por medio del maravilloso
Simbolismo Masónico, especialmente a los pocos de las generaciones jóvenes de
hoy, que obedecen al íntimo llamado de la vocación Iniciática.
Notas:
(1) Mateo 12, 25.
(2) Mateo 12,30.
(3)Lanza del Vasto.
Albanashar AL-WALY
ÉL
ARCANO II:
LA
GRAN SACERDOTISA
Diseño del Tarot por el Q:. H:. Paul Foster Case
«El Espíritu de los misterios»
«La madre de sabiduría»
«Maia, madre de Hermes»
ADVERTENCIA A LOS LECTORES
«Diez me leerán, uno me
comprenderá; diez mil no comprenderán».
Considero que todo autor tiene el derecho de aclarar para quién
escribe. Cuando se trata de «comunicar» temas o asuntos esotéricos, la
dificultad surge debido a que los procesos que los originan, son de índole
«vivencial» y no tienen carácter verbal. Obviamente, cuando tales asuntos
tienen que ser expuestos en su «lenguaje» propio, éste resulta «oscuro» e
incomprensible para el no iniciado. En cambio, la «comunicación» es
perfectamente posible con quienes, por entender dicho lenguaje, son capaces de
interpretar las resultantes verbales, por natural afinidad e identificación.
Por ello, debo aclarar a los amables lectores, que este libro ha sido
escrito especialmente para los Masones de todos los Ritos y Obediencias; para
los «Hijos de la Viuda »
que conocen el «Lenguaje de los Misterios» y que «saben pesar con la balanza»,
por cuanto los temas que en él se tratan, son específicamente de orden
Iniciático. No se intenta «vulgarizar» este tipo de ideas para ponerlas al
alcance de los «profanos», pues ello significaría falsearlas: Omne promiscuum
sordescit (todo lo que es vulgarizado se degrada). Tampoco se pretende «develar
secretos» que pertenecen a la natural «reserva» de toda Organización
Iniciática; secretos que por lo demás, y debido a su propia naturaleza, son
imposibles de comunicar (Aporrheta). Se trata simplemente de una «conversación
en familia», sobre temas y asuntos específicamente relacionados con la Iniciación Masónica.
Por lo tanto, quienes lean este libro, deben poseer un conocimiento, aunque sea
elemental, de las Enseñanzas fundamentales del Esoterismo Masónico.
También va dirigido a muchas personas que, sin haber recibido la Iniciación
Ritualístico-Simbólica de la Masonería , «saben leer
con el Ojo del Corazón», porque para comprender las Enseñanzas de los Misterios
es necesario, además del deseo de comprender, la «facultad de captación
intuitiva» de los significados encubiertos en las palabras y en los Símbolos.
Pues, si bien es cierto que todo hombre que viene a este mundo lleva
potencialmente en su corazón el «sello» de la Re velación Primordial, o el Pacto de Alianza
conferido a la Raza Adá mica,
son en verdad muy pocos los que están conscientes de ello.
Esa
Revelación es Ciencia innata que es necesario RE-cordar, RE-vivir y llevar a su
perfección mediante el proceso iniciático que conduce al verdadero
Conocimiento: la Gnosis
(Al-marifa)…
«Siempre he creído -dice George Russell- que eso que es inmortal en
nosotros, guarda la memoria de esa Sabiduría Total»; o como lo expresa Keats en
una de sus cartas; «hay en el hombre una Sabiduría Ancestral, y que nos es
posible, si lo deseamos, saciar nuestra sed de ese vino celeste. Esta memoria
del espíritu es la base real de la Imaginación , y cuando ella nos habla, nos
sentimos verdaderamente inspirados, porque una criatura más poderosa que
nosotros habla a través de nosotros...» (1)
Ocurre con
mucha frecuencia que algunos profanos, letrados o no, atacan con lenguaje
mordaz o pretenden someter al trillado recurso del escarnio y del ridículo a
todo cuanto se refiere el Esoterismo. Para ellos, se trataría simple y
llanamente de «cosas absurdas y disparatadas», para sólo utilizar sus
expresiones menos peyorativas. Sin embargo, su actitud es perfectamente
comprensible, pues carecen del conocimiento imprescindible y no se les puede
exigir que tengan ideas claras acerca de algo que ignoran. Su actitud sólo
prueba la incapacidad que tienen para comprender y por lo tanto opinar, pero
no desvirtúan en absoluto la importancia del esoterismo como el MÉTODO
INICIÁTICO por excelencia que rebasa el nivel de una filosofía y de una
exposición puramente racional, para alcanzar una verdad diferente que
satisface, no solo a la razón, sino también al Alma y al Espíritu, ya que el HOMBRE es un ser TERNARIO
como lo es el universo, que
comprende: un MUNDO MATERIAL, un MUNDO PSÍQUICO y un MUNDO ESPIRITUAL.
El hombre
común suele llamar «locura» aquello que no entiende. Decía Tertuliano: «No
califiques de locura aquello de lo que has probado no saber nada» (2). De Lao-Tse es la frase:
«Si los hombres sin sabiduría oyen hablar del Tao, ríen. No sería el Tao si
ellos no rieran».
Este libro utiliza el Lenguaje de los Misterios, Lenguaje Simbólico,
Arcano o Esotérico. La
Sabiduría a la que nos referimos en él, es «La Sabiduría de Dios en
Misterio, la cual predestinó Dios antes de los siglos para nuestra gloria» (3). «La que el Señor poseía
en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus obras. La que fue engendrada
antes de los abismos y de la tierra. Cuando el Señor formaba los Cielos; cuando
señalaba por Compás la sobrefaz del abismo; cuando afirmaba los Cielos de
Arriba y las fuentes del Abismo; cuando establecía los Fundamentos de la Tierra , ordenándolo
todo...» (4).
Así pues, el contenido de este libro está esencialmente dirigido a esa
Luz de lo Real que Dios ha proyectado como un rayo de Su propia Luz Divina en
lo más íntimo del Corazón del hombre; Luz que eleva el Alma y permite que la
percepción de la Verdad
surja de ella como brota el agua de la fuente... Es por lo tanto al hombre de la VÍA INICIÁTICA
(Tao-Jen), y al HOMBRE VERDADERO (Tchen-Jen), poseedor del Ojo de la Certeza , a quienes va
dedicado este libro de todo corazón.
El autor
(1) Leflambeau de la visión, pp. 69-70, Cahiers du Sud, París, 1931.
(2) Apología.
(3) I
Corintios 2, 7.
(4) Proverbios 8, 22-24, 27.
(4) Proverbios 8, 22-24, 27.