Albert Dürer. La Mélancolie.
La MELANCOLÍA (Afflictio
Animae), las dificultades y tristezas propias del comienzo de La Obra
Alquímica, corresponden al “encuentro con LA SOMBRA”, la que nos resta claridad
de consciencia; por eso, el inicio de La Obra debe ser emprendida “con espíritu
libre y vacío”, estar de acuerdo con La Obra y “abrir muy bien los ojos de la
mente y del Alma, para poder observar y reconocer con esa Luz interior
nuestras propias y directas limitaciones”. Para ello cuenta el Neófito con la
Inmanencia Divina (Emmanuel) que mora en el Corazón: “En ÉL está la Fuerza… (BHZ).”
PABLO, en EFESIOS 4:22-24 exhorta
diciendo: “A que dejéis cuanto a la
pasada manera de vivir, el viejo hombre que está viciado conforme a los deseos
de error. Y a renovaros en el espíritu de vuestra mente. Y a vestir el nuevo
hombre que es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad”.
Y más adelante, en el Cap. 5, versículo 14, dice: “Despiértate, tu que duermes, y levántate de los muertos.”
Es indudable que aunque La Obra
depende del Hombre, porque él es el comienzo, el medio y el fin del proceso,
como bien lo señala Hoghelande: “la
producción de La Piedra es algo que está por encima de la razón y que sólo un
saber sobrenatural y divino puede lograr, pues sólo Dios conoce la materia
prima.” (Cf. “THEATRUM CHEMICUM”, I, pág. 194).
Hay un antiguo apotegma tanto a los
Hermetistas como a las Cabalistas, que dice: “En el espíritu del Hombre mora
una especia de fuerza mágica capaz de transformar la materia.” No es menor el
contenido del pensamiento latino: “Mens
agitat molem…” En el Proceso Alquímico, el QUAERERE de la “Queste” o
Búsqueda conduce al INVENIRE del encuentro con lo que estaba encubierto….Y ese
RE-encuentro con el Ser Real es algo que le ocurre a un Hombre…
Retornando al tema de las “aflicciones
anímicas”, MORIENI ROMANI (morienus) dice lo siguiente: “Nadie cosecha lo que no siembre. El acceso a la Paz es extremadamente
estrecho y nadie puede entrar en ella si no es por los sufrimientos del Alma.”
(Cf. “NISI PER ANIMAE AFFLICTIONEM”). Por su parte, Michail Maier dice: “En la Alquimia hay cierto cuerpo noble (lapis) al comienzo del cual reina la miseria y la
amargura, pero en cuyo fin reinan la delectación y la alegría.” (Cf.
SYMBOLA AURAMENSE, Pág. 568).
El término de MELANCOLÍA se emplea en
primer lugar, porque los efectos anímicos que ésta etapa original, corresponden
al estado mental depresivo típico de esta forma de tristeza vaga y profunda. En
segundo lugar, porque es también el nombre que se la da a la materia en Negro,
porque este color es triste. Como dijimos antes, esta etapa corresponde a la
PUTREFACCIÓN de la materia: operación también llamada CALCINACIÓN, INCINERACIÓN
y PREGNACIÓN. La Putrefacción alquímica o “corrupción” es un “encaminamiento” a
la GENERACIÓN, pues no puede haber concepción cuando la “putrefacción” no la ha
precedido.
El “descenso ad inferus”,
simbolizado en la Iniciación Masónica por la Cámara de Reflexión, corresponde a
una obra alquímica, por cuanto es el descenso a la experiencia de la
consciencia espiritual en lo humano; experiencia en la cual se unen lo concretizante, lo
fijador y positivo y la naturaleza de la Luz, convertidos mutuamente conscientes
el uno del otro. Los opuestos de los opuestos, que más que unión es fusión. La
Tabla Esmeraldina lo expresa con estas palabras: “Lo alto debe penetrar lo bajo, para que lo bajo se convierta como lo
alto. Para hacer el milagro de una sola cosa.”
Reproducimos de seguidas una copia
de la Tabla Esmeraldina de HERMES (Tabula Smaragdina), sobre cuyo origen y
características hay opiniones diferentes. Aparentemente, había sido hecha sobre
una gran piedra de Esmeralda y los caracteres habrían sido hechos en bajo
relieve. Lo que ya hoy es una Leyenda, dice que el componente de dicha
Esmeralda habría estado en forma fluida como vidrio fundido, y habría sido
vaciada en un molde y a ese material, el Artista le habría dado la dureza de la
genuina Esmeralda natural, mediante el Arte…
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AUTOR: ALBANASHAR AL-WALI
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